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Kalachakra
Kalachakra shambhala
El budismo define el tiempo como la medida del cambio. El sistema Kalachakra presenta tres ciclos de tiempo, y sus enseñanzas afirman que el cambio puede medirse por el movimiento de los cuerpos celestes o el número de respiraciones que hacemos. Ambos son impulsados por la fuerza incontrolable que el budismo llama karma: la inercia que perpetúa el movimiento celestial y la compulsión que perpetúa nuestro comportamiento habitual. El karma -tanto universal como individual- es, por tanto, el verdadero enemigo, no el tiempo. Aún más dañina es la ignorancia con la que, a lo largo del tiempo, actuamos compulsivamente nuestras tendencias kármicas neuróticas sociales e individuales, produciendo todos los problemas que experimentamos a lo largo de la vida.
El ciclo de vidas, uno tras otro, lleno de problemas y que culmina cada vez en la muerte, se conoce como samsara. Su persistente marcha hacia adelante está marcada por nuestro enemigo percibido, el paso del tiempo. Pero las enseñanzas de Kalachakra ofrecen un método profundo para superar los estragos del tiempo debidos al karma y la ignorancia. En lugar de que las vidas samsáricas terminen con la muerte, podemos poner fin a nuestra existencia samsárica con el logro de la liberación y la iluminación. Podemos reemplazar un futuro sombrío, lleno de problemas interminables, por un futuro dichoso y brillante, lleno de compasión interminable, sabiduría y la capacidad de guiar a otros hacia la iluminación.
El reino de shambhal…
El Tantra de Kalachakra tiene una relevancia especial para nuestro sistema mundial. El Tantra fue enseñado por el Buda en la India hace dos mil quinientos años a petición del Rey de Shambala, un lugar que se considera como un reino histórico real que existió más allá del Himalaya, o como una tierra pura que existe en otro planeta al que no se puede acceder, pero que está fuertemente conectado con nuestro mundo. Las predicciones relativas a Shambala tienen especial relevancia para los acontecimientos mundiales de hoy, ya que se refieren especialmente a la paz en este planeta, y también pueden compararse con la literatura predictiva de otras religiones.
Todas las enseñanzas budistas se basan en las Cuatro Nobles Verdades: el reconocimiento de que todo ser sensible experimenta sufrimiento; la comprensión de las causas de este sufrimiento; el reconocimiento de que si se eliminan las causas se pondrá fin al sufrimiento; y los métodos prácticos para alcanzar la Liberación del sufrimiento, o la plena Iluminación o Budeidad.
Iniciación de kalachakra 2021
Ha pasado más allá de [las designaciones:] “Existe” y “No existe”. Es la cesación de la existencia y la no existencia. Es no-dual. Es el vajra-yoga que no se diferencia de la vacuidad y la compasión. Es la dicha suprema. Ha trascendido la realidad de los átomos. Está desprovisto de dharmas vacíos. Está libre de la eternidad y la aniquilación. Es el vajra yoga que no tiene relaciones causales. Wallace 2001, p. 150.
Al igual que el espacio no desaparece [de una jarra] cuando se vierte agua en la jarra, del mismo modo, el vajri del cielo, que es el que impregna el universo y está desprovisto de objetos sensoriales, está dentro del cuerpo[46].
Sin embargo, aunque todos los seres tienen esta conciencia iluminada, no se actualiza si uno no la constata y esto implica la ausencia de aflicciones mentales o impurezas que bloquean el reconocimiento de la conciencia iluminada[47] Estas aflicciones mentales también están estrechamente conectadas con los pranas o vientos vitales (que se dice que causan y mantienen las aflicciones) y, por tanto, con la constitución psicofísica del individuo. Así, el despertar se produce a través de la purificación de los pranas[48].
La rueda del tiempo: el kalachakr…
Todas las mañanas contemplaba las hileras de monjes y monjas vestidos de color granate que esperaban la llegada de Su Santidad el 14º Dalai Lama. Durante diez días, así es como comencé mi día: alegría, anticipación, oraciones, ofrendas de mandalas y, por supuesto, chai (té dulce con leche).
Su Santidad inició el evento diciendo: “En el budismo, la transformación no se basa en la fe. Aplicamos antídotos a las actitudes negativas”. Hizo hincapié en que las oraciones por sí solas no son suficientes. Por ello, se sumergió en las enseñanzas sobre la vacuidad, y señaló que la iniciación de Kalachakra es también una herramienta de transformación, destinada a madurar nuestras mentes y a capacitarnos para practicar el yoga del tantra de Kalachakra. Sus enseñanzas fueron más directas y francas de lo que he experimentado en Occidente. Animó a analizarlo todo, no sólo las enseñanzas budistas, señalando: “Estamos en una época en la que necesitamos comprobar la realidad de las cosas, incluso las enseñanzas budistas”.
La afluencia de público fue considerable: unas 200.000 personas, según la Administración Central Tibetana. Fue menos que el Kalachakra de Bodhgaya en 2012, pero aun así mucha gente se sentó fuera del recinto de enseñanza en tiendas de campaña y se alineó en las calles circundantes. Escuché con tristeza que algunos tibetanos no pudieron asistir. Se informó de que miles de personas tuvieron que apresurarse a regresar al Tíbet porque las autoridades habían amenazado a sus familiares con la pérdida del empleo y otras consecuencias si no lo hacían.