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Como gestionar la frustración
Cómo manejar la frustración en una relación
En primer lugar, la ira no es una emoción “mala”. De hecho, puede ayudarte a ser honesto o a defender algo en lo que crees. No hay nada de malo en enfadarse. Lo que importa es la forma en que afrontas y expresas tu enfado.
Si eres capaz de reconocer cuándo empiezas a sentirte enfadado, estarás en condiciones de poner en práctica algunos de nuestros consejos antes de que te pongas muy nervioso o te enfades. Así podrás probar algunas de las estrategias que te proponemos a continuación. Algunas señales de alarma son:
Hay muchas razones por las que puedes estar enfadado. Es una respuesta normal o comprensible en algunas situaciones, como cuando tú u otra persona es tratada injustamente. Sin embargo, si no estás seguro de por qué te has enfadado con alguien, repasa tu día y trata de identificar lo que te ha hecho estallar.
Esto parece bastante básico, pero funciona. Pensar durante 100 segundos en otra cosa que no sea lo que te hace enfadar puede ayudarte a evitar que se te dispare el fusible. Te da la oportunidad de ordenar tus pensamientos antes de hacer cualquier otra cosa.
No puedo controlar mi ira
La frustración puede ser difícil de expresar con palabras: es una mezcla complicada de ira, decepción y molestia. Para la mayoría de los trabajadores sanitarios, los niveles de frustración son especialmente altos en estos momentos, ya que muchos se enfrentan a la escasez de EPI, a un apoyo mínimo en el lugar de trabajo y a un público aparentemente descuidado. La ira y la frustración no siempre son emociones productivas, y aunque no podemos controlar necesariamente que las sintamos, sí podemos controlar cómo reaccionamos ante ellas. Si necesitas liberar parte de tu energía negativa reprimida, aquí tienes algunas formas saludables de hacerlo:
[iii] Lee, M.S., Lee, J., Park, B.J., & Miyazaki, Y. (2015). La interacción con las plantas de interior puede reducir el estrés psicológico y fisiológico mediante la supresión de la actividad del sistema nervioso autónomo en adultos jóvenes: un estudio cruzado aleatorio. Revista de antropología fisiológica, 34(1). DOI: 10.1186/s40101-015-0060-8Cómo afrontar la frustración y la depresión
Gestión de la ira: 10 consejos para dominar tu temperamentoMantener tu temperamento bajo control puede ser un desafío. Utiliza sencillos consejos para controlar la ira -desde tomarte un tiempo hasta usar frases con “yo”- para mantener el control.Por el personal de Mayo Clinic
¿Se enfada cuando alguien le corta el paso en el tráfico? ¿Se le dispara la presión arterial cuando su hijo se niega a cooperar? La ira es una emoción normal e incluso saludable, pero es importante manejarla de manera positiva. La ira incontrolada puede pasar factura tanto a su salud como a sus relaciones.
En el calor del momento, es fácil decir algo de lo que luego te arrepentirás. Tómate unos momentos para ordenar tus pensamientos antes de decir nada, y permite que los demás implicados en la situación hagan lo mismo.
En cuanto pienses con claridad, expresa tu frustración de forma asertiva pero sin confrontación. Expresa tus preocupaciones y necesidades de forma clara y directa, sin herir a los demás ni tratar de controlarlos.
La actividad física puede ayudar a reducir el estrés que puede hacer que te enfades. Si sientes que tu ira aumenta, sal a dar un paseo rápido o a correr, o pasa algún tiempo haciendo otras actividades físicas agradables.
La rabia: una guía paso a paso para…
Cuando las cosas van mal, van realmente mal. En el lapso de dos semanas, perdí mi trabajo más importante, toda mi familia se enfermó de gripe estomacal, mi esposo tuvo que salir en un largo viaje de negocios y apenas me salvé de tener un accidente de tránsito tres veces en 48 horas. Intenté mantener una actitud positiva, pero con cada contratiempo sentía que mi frustración aumentaba. Mi rabia salía en forma de estallidos sarcásticos. Perdí la motivación para hacer las cosas. Al final de las dos semanas, sentía que la depresión aumentaba, aunque la mayoría de los aspectos de mi vida volvían a ser mejores.
La depresión me viene de familia, y ya he acudido a terapia en alguna ocasión en momentos muy bajos de mi vida. He aprendido algunos trucos y consejos para gestionar la frustración, y me di cuenta de que no había empleado ninguna de esas técnicas durante esta desafortunada serie de acontecimientos. Cuando mi nube no se levantó, probé estas formas de gestionar mi frustración:
Es fácil arremeter contra la familia y los amigos cuando se atraviesa un período difícil, pero lo que realmente se hace es transferir la ira a una fuente que no puede resolver el problema. Programé una reunión con la empresa donde perdí el contrato de trabajo. Me aseguraron que mi trabajo no era el problema, sino una cuestión de presupuesto. Estarían encantados de volver a contratarme cuando su negocio se recuperara. Saber esto alivió enormemente mi frustración. Nunca lo habría sabido si no hubiera acudido a la fuente.